A ti, campeón. A ti, mi riñón querido

A ti, campeón. A ti, que has formado parte de mí durante la mitad de mi vida. A ti, que he cuidado y he mimado, y que cuido y mimo con tanto cariño todavía. A ti, que has cumplido con tus obligaciones de manera impecable durante todos estos años, y que ahora estás ya tan cansado, que te vas apagando poco a poco... Todavía estás ahí, luchando por darme lo mejor de ti, trabajando, aunque con tropiezos y obstáculos. Ya no puedes controlar que el potasio y el fósforo estén en los niveles correctos y la proteína, esa dichosa proteína, se te escapa por la orina, como si de la espuma de una cerveza se tratara. Pero, ¿sabes?. No estoy triste, ni siquiera enfadada contigo, porque estás haciendo más de lo que me hubiera podido imaginar. Me has dado, más de 26 años de una calidad de vida estupenda, he vivido contigo muchos acontecimientos, unos buenos y otros no tanto, pero ahí estabas tú, cuidando de mí. Y espero que sigas estando durante un tiempo más. ¿Te acuerdas de nuestros comienzos