Y cuando llega el momento… lo sabes. Sí, lo sabes. De alguna manera, inexplicable, tu cuerpo, tu mente, tu espíritu, lo saben. Con cuarenta y seis años, tres hijos, un trabajo al que le había dedicado dieciocho años… Años de miles de kilómetros, de cientos de personas distintas, de decenas de ciudades. De compañeros, jefes, clientes, empresas. Hay un día que te levantas y sabes que es el momento de dar un giro. Durante meses estuve nadando entre las dudas y el miedo. Hacía tiempo que sabía que mi enfermedad seguía progresando y no iba a darme una tregua. Era el día. Y la hora. Estaba dispuesta pero no estaba preparada. No sé si alguna vez se está del todo preparado para decir adiós a tu vida tal y como la conoces, tal y como la has construido y saltar a lo desconocido. Aún más, sabiendo que te lanzas de cabeza a afrontar tus nuevos límites y dispuesta a descubrir sus nuevas fronteras. Mucho miedito. La enfermedad renal crónica tiene luces y sombras. Me considero afortunada por tener
Muy divertido, me gustaría practicarlo, con lo que me gusta a mi bailar, este ejercicio es muy parecido. Es una forma de bajar peso, mantenerse en forma y a la vez pasárselo pipa.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que es divertidisimo y a la vez muy aérobico, ideal para personas que quieren quemar grasa y para fortalecer corazón y huesos. Yo lo he practicado bastante, aunque ahora en mi gimnasio ya no lo hacen.
ResponderEliminarBesos